5/07/2016

evita y la tensión entre institución y transformación : porqué somos kirchneristas ...



Para muchas generaciones , la potencia trasformadora del peronismo inaugural se encarnó en Evita, y la solidez institucional del proyecto nacional y popular se corporizó en Juan Perón , metáforas sin duda, pero no por eso menos reales. La dimensión imaginaria es más dura que una piedra y las imágenes y tonos de este video que refleja el "renunciamiento" de Eva , son una muestra poderosa de esa tensión.

Tras la muerte de Perón , la pura institucionalidad dominó al peronismo que se transformó en populismo conservador travestido de "pragmatismo extremo", posibilidad que antes que nadie la advirtiera Evita en los años 50 , retomara Cooke en sus reflexiones de los años 60 y le diera status académico finalmente Laclau en los años 70. 

La etapa kirchnerista consolidó institucionalmente al peronismo como nunca antes en su historia, con tres períodos de gobierno sin pérdida alguna de poder institucional hasta el último minuto de su incansable gestión cotidiana.

El kirchnerismo restauró también al despliegue populista la dimensión de transformación económica y social perdida el 1 de Julio de 1974 , resituando el lugar de los trabajadores, el empleo, el consumo interno, la soberanía política respecto a potencias y corporaciones y la independencia económica, cuyo plexo fue el desendeudamiento.

Sostener siempre la tensión entre institucionalidad y transformación, sin renuncia a ninguna de ambas dimensiones, creemos que es el mayor legado de Perón, Néstor, Cristina y Evita, a la que hoy recordamos.

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DEFENSA DEL POPULISMO


Por Nora Merlin*
(para La Tecl@ Eñe)

Buenos Aires, 4 de mayo de 2016

A partir de la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina y de los embates que sufrieron casi todos los gobiernos de la región, hay quienes auguran el fin de ciclo de los populismos latinoamericanos. Esta concepción confunde populismo e institucionalismo. El institucionalismo refiere a la vertiente representativa de la democracia: el funcionamiento, la gestión y la efectividad institucional, el desarrollo de poderes y aparatos del Estado, etc. El populismo alude a otra cara de la democracia, la del pueblo, que es una construcción política soberana que se inserta en un sistema en el que funcionan las instituciones democráticas, y que es el motor de las transformaciones sociales. Implica un movimiento instituyente que intenta modificar el orden instituído: interpela, cuestiona, propone algo nuevo y transformador, desplazando la cristalización que se produce en todas las instituciones.

La propaganda de Cambiemos apunta a desprestigiar al Kirchnerismo, los describe como militantes peligrosos para la democracia y la República. Peligro no es el populismo, sino la tentativa autoritaria de negar, no reconocer y descalificar una construcción política. Peligro para la democracia son los tecnócratas que se presentan como “garantes” de una ficticia unidad y armonía, cuando en realidad eso significa un retorno encubierto que intenta la desaparición de la política, que es siempre conflicto y desacuerdo. Riesgo para la democracia constituye el discurso único de los medios de comunicación de masas, productores de sentidos que conforman un monopolio de la información. Un gobierno sin sus raíces en el pueblo lleva a la burocratización, al conservadurismo y al sometimiento a los poderes imperantes corporativos. La democracia se mantendrá viva si se reconoce que no hay una esencia de lo común y que lo público no se construye con recetas. Si se acepta el carácter abierto, plural, no dogmático de lo social.

El Kirchnerismo en la Argentina, lejos de estar perimido en los términos de fin de ciclo como augura y desea la oposición, puede caracterizarse como una de las identidades políticas más originales, interesantes y novedosas de la historia del país. El populismo logrado desde el 2003 aún goza de muy buena salud, está vivo, y continúa sosteniendo un proyecto nacional popular cuya frontera es el neoliberalismo. Esto lo ubica como un componente esencial en la constitución de un imaginario emancipatorio y está en las antípodas de representar .un peligro para la República.

Contra el pragmatismo extremo



La unidad político-conceptual del peronismo inaugural estalló por el aire a mediados de los años 70 con la muerte de Perón y se reconstruyó con renovación peronista en los 80. Experiencia desplegada, entre otras cosas, bajo la fuerte influencia que al interior del peronismo tuvo la figura de Alfonsín...

Mássa

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