11/24/2015

crisis en la eurozona: entrevista

"Europa es nuestra casa, tenemos que arreglarla". 

Norbert Häring entrevistó a Yanis Varoufakis para el diario económico alemánHandelsblatt.

Señor Varoufakis, en el periodo en que fue usted ministro de Economía no tuvo mucho éxito Grecia a la hora de conseguir que los acreedores aceptaran sus exigencias o sugerencias. ¿Tiene alguna gente la esperanza y otra el temor de que la crisis de los refugiados haya mejorado la capacidad negociadora de Grecia y de otros países frente a Alemania?

Eso es un completo sinsentido. Grecia es un país que no puede atender a su propio pueblo, debido a la implosión del sistema de Bienestar, del sistema hospitalario y de casi todos los servicios públicos que tenemos. Me agrada que la mayoría de los griegos estén respondiendo de manera humana. Puede que Grecia logre alguna ayuda mediante la relajación de algunos límites. Pero esto no resulta muy relevante. El problema de Grecia no se superará logrando más flexibilidad o algunos miles de millones más. El problema sólo se superará si alcanzamos un nuevo acuerdo que provoque una conmoción de optimismo entre los inversores. De modo que nos hace falta una reestructuración de la deuda. Nos hace falta un banco malo que se preocupe del hecho de que tenemos casi el 50% de préstamos con problemas de recuperación. Estas son las cosas que le dan a Grecia una oportunidad, no una mayor capacidad negociadora para alcanzar algo más de flexibilidad, dada la miseria que nos aqueja. Es un modo terrible de pensar.

No parece que haya en reserva un nuevo acuerdo para Grecia, tal como usted lo contempla. ¿Por qué no seguir el consejo del profesor Hans-Werner Sinn, jefe del Instituto Ifo, que aboga por una salida temporal de la eurozona para facilitar la competitividad recortando los salarios en el euro de modo significativo?

Hay cierta lógica en ello. No en la parte “temporal”, sin embargo. No tiene sentido volver a entrar en la zona euro después de haber sobrellevado todo el sufrimiento de abandonarla. Para empezar, nunca deberíamos haber entrado. Pero ya estamos dentro y los costes de salir son inmensos. Aparte, hay cierta lógica en ello. Pero el Profesor Sinn y Wolfgang  Schäuble, que mantiene el mismo punto de vista, cometen un error si creen que podrían contenerse las fuerzas que se desatarían. No creo que ellos pudieran. Puede que su última meta sea una eurozona mucho más pequeña. Eso ya sería un asunto distinto.  

¿Podría sostenerse una eurozona mucho más pequeña, un euro del Norte si usted quiere, con Francia, Holanda y unos cuantos países más?

Dudo mucho que funcionara con Francia dentro de ella. Así que al final acabaríamos con una zona del Deutschmark. .

¿No querría Francia estar en ella?

No puede. No creo que la economía francesa pueda permanecer en una eurozona que se estructure siguiendo las líneas que hoy tenemos. Si se sigue por ese camino, se acaba con una zona Deutschmark enormemente recesiva y una estanflación en el resto, lo cual sería desastroso para la política de Europa. El ascenso del ultranacionalismo nos arrasaría. No creo que la economía global pueda aguantar esto. Así que significaría crear unos años 30 postmodernos. Esta es mi objeción al plan Sinn-Schäuble.

¿Qué le parecen las propuestas de Grexit [salida del euro de Grecia] de su colega de Syriza, el economista Costas Lapavitsas, y de otra gente de la izquierda. ¿Se aplica eso mismo?

Sí, es exactamente lo mismo. Tienen razón en apuntar que Grecia es un país muy pequeño que apenas sí puede cambiar cómo se hacen las cosas en Europa. Podríamos también salir y ahorrar un montón de problemas y de sufrimientos. Yo me he opuesto a este punto de vista. He razonado que tenemos que quedarnos y negociar, porque al fin y a la postre, la suerte de Grecia dependerá de la suerte de Europa. Si Europa desciende a estos años 30 postmodernos, eso no supondrá nada bueno para nosotros. Lo mismo vale para los británicos. No pueden huir del destino de Europa abandonando la Unión. Europa es nuestra casa, tenemos que arreglarla.

¿Cómo se puede arreglar Europa?

Una lección que aprendí es lo que pasa con el anticuado modelo de política por el que se crea un partido dentro de los límites de un Estado nacional, creas un manifiesto, un mandato para un programa electoral, que tiene una base nacional. Haces promesas a tu propio pueblo. Y luego te eligen y te das cuenta de que no tienes poder. En ese estadio tratas de encontrar alguna alianza en el Parlamento Europeo, que no es un verdadero Parlamento. Ese modelo está  kaput. Está acabado.

¿Por qué no está funcionando?

No funciona porque los gobiernos no tienen poder. Me doy cuenta de que la mayoría de mis colegas, entre ellos  Wolfgang Schäuble, están en el gobierno sin mucho poder como para incidir en los problemas de escala europea que determinan nuestra vida cotidiana. Así resulta que formas primero un partido a escala nacional y después intentas formar alianzas, que no serán estables, serán demasiado endebles.  
¿Qué modelo nuevo es ese que cree que funcionaría mejor?
El movimiento de base que propongo trabajaría diciendo: “Chicos, estamos juntos en esto”. La crisis de los refugiados nos lo demuestra. ¿Queremos seguir con esto gestionado por un grupo que no existe, como el Eurogrupo, que no se menciona en ningún tratado? La forma en que funciona es un insulto grave al pueblo de Europa. Tenemos esta enorme zona de la moneda común, que no está gobernada por institución alguna que responda al pueblo europeo, al cuerpo político. Y el resultado es mala economía y una política autoritaria que trata de imponer esta mala economía. ¿Dónde podemos discutir esto? En el Eurogrupo, no, ni en el Parlamento Europeo, que no es un verdadero parlamento. No controlan al Eurogrupo.
¿Cuál es la alternativa?
La idea consiste en formar una red de demócratas en Europa – pueden ser de cualquier partido  – que tengan un gran proyecto conjunto: democratizar Bruselas y el Eurogrupo. Crear transparencia y procesos en los que los ciudadanos puedan comprender, puedan observar el proceso de toma de decisiones. Y ese debate, si lo tenemos a escala europea, puede encontrar su expression a escala nacional. Esa es mi propuesta: empezar a escala europea y encontrar una expresión a escala nacional y local.

¿Qué bien supondría si los gobiernos, a los que querrían presionarían, se ven impotentes frente al Eurogrupo y las instituciones acreedoras?

Lo importante es establecer esto de modo que presione a Bruselas, así como los gobiernos nacionales, para reformar estas instituciones.  

¿Tiene un ejemplo práctico?

Sí. ¿Qué tal empezar con una exigencia muy sencilla, que se televisen y se transmitan en directo (mediante “livestream”) las reuniones del Eurogrupo? ¿Por qué no tienen derecho los ciudadanos europeos a ver cómo se les representa en el Eurogrupo? De momento ni siquiera se toman actas, de manera que los ciudadanos no se enteran. Por eso es por lo que grababa mis intervenciones en el Eurogrupo. Si hubiera actas, podría consultarlas para informar al primer ministro y demás sobre lo que yo dije y lo que se discutió.

¿Eso lo hizo abiertamente?

Sí, puse mi teléfono delante de mí para grabar. .

¿Y eso lo hacían también otros?

Eso creo.

¿Qué otra cosa pediría?

Nos gustaría iniciar un debate acerca del uso de las instituciones existentes, como el Banco Europeo de Inversiones, el Fondo Europeo de Inversiones, el Mecanismo de Estabilidad Europeo (ESM), el BCE, para detener esta crisis de una manera que no hemos intentado todavía. Otra cosa que a algunos de nosotros nos gustaría ver, acaso en el curso de dos años, es disponer de una asamblea constitucional, que sea elegida en listas paneuropeas. Me gustaría tener la oportunidad como ciudadano griego de votar a un representante alemán para esa asamblea en la que me represente, o a un francés. Esta asamblea debería debatir qué clase de union política queremos tener. Una asamblea constitucional tomaría esa cuestión fundamental de las manos de los gobiernos y se lo entregaría al pueblo europeo. Y se puede poner en práctica en un plazo de diez años.

Eso suena un tanto utópico
Puede sonar un tanto utópico, pero no lo es en mi opinión, porque existe un ánimo a favor de ello en Europa y también porque si no lo hacemos vamos a acabar en una distopía, con la fragmentación de Europa.
¿Cuándo espera ver resultados?
No tengo calendario. Es importante permitir que este movimiento tenga vida propia. Esto no va a ser una cosa jerárquica en la que hay un comité central que le dice a la gente lo que ha de hacer. Sólo queremos crear una plataforma y dejar que esto se desarrolle.
Acusa usted al BCE de chantaje y de tratar injustamente a los bancos por razones políticas. El BCE es políticamente independiente y es poco probable que reaccione a cualquier presión desde la base. ¿No es un escollo bastante grande para su iniciativa?  
No. El BCE está muy mal construido. Mario Draghi lo sabe porque es extremadamente listo. El euro existe gracias a él. Ha sido ejemplar en la gestión de esta crisis, al tiempo que pretende permanecer dentro de las reglas que gobiernan la unión monetaria. Creo que al BCE no le importaría que los políticos le otorgaran un grado mayor de libertad, más herramientas. Tener que llevar a cabo la expansión cuantitativa comprando sobre todo bonos del gobierno alemán es algo ridículo y Draghi lo sabe. ¿Por qué no tener reglas más inteligentes y más flexibilidad para el BCE? Pero eso es algo que los políticos tendrían que hacer. Creo que aunque el BCE nos estrangulara, porque pensaban que tenían que hacerlo dentro de las reglas actuales, no serían un impedimento para un acta constitutiva mejor.   
Dimitió de su cargo de ministro de Economía en julio y está usted muy insatisfecho con el resultado de las negociaciones de Grecia con el Eurogrupo y las instituciones acreedoras? ¿Qué haría usted de manera diferente si pudiera volver atrás a enero y empezar de nuevo?
A toro pasado, siempre hay cosas que habrías hecho de modo distinto. Las posturas básicas no cambiarían, con todo. Y estas eran que nos habían elegido y teníamos un mandato para decirles a nuestros socios y a la Troika: “Estamos abiertos a sus sugerencias, respecto a reformas y cuestiones fiscales, pero no firmaremos nuevos acuerdos que no hagan más que prolonger la crisis apilando nuevas deudas sobre las antiguas”. Lo que sí haría de manera distinta es que no firmaría una ampliación del acuerdo de préstamos a finales de febrero.
¿Por qué?
Logramos un acuerdo en el Eurogrupo el 20 de febrero, que era muy bueno, porque nos permitía aportar una nueva agenda de reformas. Pero la Troika se desdijo de inmediato y trató de arrastrarnos a la vieja agenda de reformas que había fracasado. Considerando que se había echado atrás, yo no debería haber firmado el acuerdo de ampliación de préstamos a finales de febrero.
Debería haber hecho publicidad de nuestras propuestas, sobre la reforma, sobre reestructuración de la deuda, en favor de un banco malo, sobre las privatizaciones, y así sucesivamente. Puesto que nos dijeron que hacer publicidad de nuestras propuestas supondría un casus belli, nunca les dimos publicidad ni llegamos en realidad a discutirlas nunca. Y hubo filtraciones a la prensa, a izquierda y derecha, de que no había propuestas. No deberíamos haber obedecido. Grave error.
¿No fue entonces algo sin esperanza desde un principio?
No. Hubo dos razones por las que fuimos derrotados. La primera, por decirlo con palabras de Amartya Sen, es que los acreedores negociaron de forma que hicieron prácticamente seguro que no conseguirían la devolución de su dinero. Estaban mucho más interesados en aplastar a un gobierno que tenía la audacia de oponérseles y en enviar la señal justa al electorado de otros países periféricos para que no eligieran partidos como el nuestro. La otra razón por la que fuimos derrotados es que no utilizamos las armas que teníamos a nuestra disposición. Yo estaba listo para utilizarlas desde el principio, pero al final, cuando debíamos haberlas utilizado finalmente, me lo vetó el gabinete restringido.
¿A qué se refiere?
Me refiero a una moratoria en el servicio de la deuda de 27.000 millones de euros que mantenía el BCE, en caso de que cerraran nuestros bancos, y lo relativo a introducir un sistema de pagos paralelo, todo dentro del euro para mostrar a la Troika que no nos entregaríamos sólo porque cerraban nuestros bancos. Si hubiéramos hecho esto, habríamos conseguido un acuerdo mucho mejor. Y si digo mucho mejor, quiero decir mucho mejor para Grecia y para el resto de la eurozona. Hoy tenemos un programa que es completamente insostenible. Por esto es por lo que hablo de un movimiento de base para cambiar el modo en que llevamos a cabo la tarea política en Europa, no dentro de Grecia sino en todo el continente.
exministro de finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.
Fuente:
Handelsblatt, 30 de octubre de 2015
Traducción:
Lucas Antón

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