4/27/2015

submarino amarillo


Haremos sí, un breve comentario de la elección del kirchnerismo (por debajo de las expectativas previas, sumando el papelón de festejar un segundo puesto que no fue) desde una óptica que -entendemos- puede servir de cada a las elecciones nacionales: develar las causas concretas del resultado es tarea para los compañeros del distrito porteño; que son los que tienen que remar con él en el territorio, de cara al futuro inmediato.

Con la salvedad que las elecciones locales no son traspolables sin más al panorama nacional (ni hablar en el caso porteño), las PASO de ayer demostrarían que la proliferación de candidatos de un espacio (en éste caso el FPV) no termina necesariamente potenciándolo; antes bien los resultados indicarían que sucede lo contrario. Y la perfomance de Mariano Recalde hacia el interior de la interna kirchnerista demuestra con creces la incidencia del dedo de Cristina, aun utilizado en forma más o menos disimulada: dos enseñanzas a tener en cuenta para la resolución de la interna nacional.

El "progresismo" del palo -en éste caso compitiendo en su distrito por excelencia- demostró una vez más que aporta más color y presencia "cultural" que votos; lo que no significa que haya que mostrarles la puerta de salida (salvo algunos casos que representan un lastre, como el de Aníbal Ibarra), sino en todo caso pedirles que dejen de lago los egos; y tengan en cuenta cuanto pesan concretamente a la hora de contar los votos. 

Era de manual que el PRO leyera el resultado electoral como un espaldarazo a las ambiciones presidenciales de Macri, pero sin embargo cabe acotar que con casi el mismo porcentaje de ayer (en torno al 47 % de los votos), el mismo Macri declinó competir por la presidencia en el 2007 y en el 2011, y en ambos casos el kirchnerismo se impuso en forma rotunda y contundente; a lo largo y a lo ancho del país; mientras el submarino amarillo arrasaba en la CABA como ayer.

Lo que demuestra la complejidad de traspolar automáticamente el globo de ensayo porteño al resto del país (ver si no el opaco desempeño ayer en Neuquén del pacto UCR-PRO); en especial por las particulares características políticas del distrito, habitual campo de pruebas de experiencias políticas imposibles de replicar en el resto del país.

El republicanismo bienpensante de las cruzadas morales redentoras -fiel a su costumbre- volvió a cambiar de piel electoral de un comicio al otro, y terminó celebrando ayer un segundo puesto (a distancia sideral del primero), eligiendo entre dos ex ministros kirchneristas: una echada del gobierno por su ineptitud ante problemas concretos de gestión como el dengue o la gripe A, el otro -amplio ganador- el autor intelectual de una de las medidas más cuestionadas de los doce años del kirchnerismo; que desató el mayor conflicto político y social desde el 2003 para acá, con el grueso de los porteños alineados entonces en contra del gobierno. 

Para sumar confusión, Carrió -que trató en el 2008 de subirse al palco triunfante del "campo" en Palermo y la bajaron de un hondazo- apuesta al autor de la 125 para destronar al PRO en su propio reducto (desde el que sueña con irradiarse a la Argentina), mientras construye con ellos una alianza que sabe sólo puede terminar con ella secundando el proyecto presidencial de Macri.

Y queda para concluir el análisis del fenómeno más típicamente porteño (junto con el triunfo del PRO) de la elección de ayer: la proliferación de Pymes electorales y candidatos "extraños" de toda laya que terminaron haciendo sapo, y quedándose afuera de la general por no alcanzar el 1,5 % de los votos: 16 sobre 30 según vemos acá en Infobae; sin contar los que perdieron la interna en las fuerzas que ocuparon los 3 primeros puestos.

Una pléyade de personajes políticos con absoluta irrelevancia electoral, construidos mediáticamente y sin ningún anclaje concreto en la política territorial; a los cuales sin embargo oímos y vemos a diario, a veces en forma apabullante; por lo menos si se compara la exposición mediática de que gozan, con su perfomance electoral.

La lista es amplia y hay para todos los gustos: Claudio Lozano, Guillermo Nielsen (un fallido experimento del laboratorio electoral del Kennedy de Nordelta), Tumini (que perdió su propia interna, en el colmo del papelón), Gustavo Vera (ni la amistad del Papa le alcanzó), el moyanopiumattismo (que perdió con Vera otra micro-interna), Bidonde y el resto de los candidatos del MST; y unos cuantos más.

El propio FIT pasó con lo justo el piso para llegar a la general y estuvo por debajo de los números de Altamira en el 2011, apenas un puñado de votos por encima de un tipo que vende libros en los subtes y colectivos, como Zamora...

3 comentarios:

Diego dijo...

¡Uy, Artemio! En Infobae te sacaron como que vos hubieras escrito este post. ¿Así que le das puerta a Ibarra? :-)

Boors de Gauves dijo...

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-271502-2015-04-27.html
Que comparación! Freddy vs. Jason!

Unknown dijo...

Hola, ¿como estas?
Me llamó la atención la forma en que decidiste cerrar el post al referirte al FIT. Siendo que estás comparando la elección de Recalde en 2015 con la de Filmus en 2011, ¿por qué comparas la elección de Bregman en 2015 con la de Altamira en 2011, si este último fue candidato a presidente? Sería ineresante en realidad comparar las candidaturas a la jefatura de gobierno porteña entre esas dos elecciones, siendo que en 2011 Bregman sacó 13.643 votos (0,77%), y en estas PASO sacó 41.719 (2.3%).