10/23/2014

buenos aires: décadas de corrupción

Por La Cámpora

Bronca. Los puños se cierran apretados contra la mesa al escuchar el relato. No existen palabras que alcancen para describir el sentimiento que genera lo que le hicieron a Luciano Arruga. No importa la filiación partidaria, siquiera el signo político, a la hora de repudiar con cada fibra del cuerpo este hecho nefasto.

Luciano era un pibe de 16 años, en enero de 2009, cuando desapareció. La Policía Bonaerense, corrompida desde hace décadas, se había ensañado con él hacía varios meses porque no había querido robar para ellos. Hoy, sabemos que lo atropelló un auto a pocos metros de un destacamento policial, el mismo día de su desaparición.

Fueron cinco años de una investigación negligente. Cinco años de una lucha incansable por parte de su familia y de los organismos de Derechos Humanos contra la complicidad de funcionarios policiales y judiciales.

Hechos como estos van claramente en sentido contrario a la política de Derechos Humanos que el Gobierno Nacional lleva adelante desde el año 2003 y merecen todo nuestro repudio. Es un crimen contra la familia Arruga, contra los sectores más humildes, y contra toda la sociedad. Pero también es un crimen contra la juventud, juventud desaparecida en los años más oscuros de nuestra historia y que hoy volvió a ser parte de la historia.

Desde La Cámpora, nos solidarizamos con los familiares y amigos de Luciano. Repudiamos enérgicamente estos hechos y exigimos que continúe la investigación, para condenar a ciencia cierta a los responsables de la desaparición y la muerte de Luciano. Sabemos que hay sectores enquistados en las fuerzas de seguridad, legitimados por una Justicia que habilita una y otra vez la persecución a los sectores humildes y a los jóvenes. Así lo evidencian también los asesinatos de Alan Tapia y Lautaro Bugatto, o la desaparición de Jorge Julio López, hechos impunes que nos duelen a toda la militancia del campo nacional y popular.

Llevamos más de diez años de conquistas sociales, en la caminata eterna que es perseguir los sueños, con la conciencia clara de que son muchísimos los flagelos que debemos combatir para defender la democracia, para que no haya más Lucianos ni impunidad.

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