9/01/2014

la siesta post marxista: nada después de althusser



"Es mi destino no pensar en calmar una inquietud 
más que exponiéndome indefinidamente a otras"

Louis Althusser: "El porvenir dura mucho tiempo"

La crisis del post marxismo, en especial su ausencia de operatividad práctica pero y fundamentalmente teórica, se manifiesta con claridad tras el colapso autoinflingido del sistema althusseriano de relectura de Marx. 

En rigor los puntos de quiebre de la teoría marxista respecto al Estado, la Política y la Ideología siguen sin avances sustantivos que no sean los señalados por Althusser "en negativo" bajo la fórma de crítica a Marx y al marxismo tradicional  "que quedaron atrapados bajo el formato burgés de la Política y El Estado y la inversión hegeliana de la ideología como ocultamiento" .

Los campeones del atrapamiento conceptual de la teoría del Estado, la Política y la Ideología bajo el formato burgués pero en negativo son los troscos, cuya mímesis especular con el pensamiento dominante es tan absoluta y perfecta , que en la práctica política hasta le hacen sistema. No sorprende entonces que en estas pampas, para embestir contra Crist, se encolumnen con el "pensamiento" de AEA por ejemplo, siempre  "en el nombre de" el Partido Revolucionario , el gobierno de los trabajadores. Así sea!

Las precisiones más productivas y "en positivo" de Althusser se concentran en el concepto decontradicción y sobredeterminación e  ideología y aparatos ideológicos de estado, donde se despliegan señalamientos notables , aunque muchos ya obsoletos en su anclaje real, como la centralidad que se le asigna en sus estudios sobre los AIE al aparato "escolar" por sobre el de "medios masivos" que prácticamente Althusser deja sin analizar. 

Hoy continúa la siesta teórica "post marxista", similar a la dormidera "marxista" que se iniciara tras la aberración que resultó la experiencia "los socialismo reales" y la concepción teórico-práctica " Leninismo - Stalinismo" que la sostuvo desde los inicios del siglo pasado y que interrumpiera precisamente Louis Althusser a mediados del SXX. 

En la saga de continuadores  / disruptores del sistema de pensamiento althusseriano , recordamos en la cima de pretensiónes teóricas e inoperancia en la práctica política a Alain Badiou (1) y Slavoj Žižek , autores ambos que chapotean hace décadas intentando la incorporación a la relectura althusserista del marxismo de otros núcleos teóricos, en especial y con gran furia el lacanismo , maridaje que , hay que recordar, en épocas ya prehistóricas también intentara Althusser en su lectura sintomal de El Capital y el desarrollo del concepto de ideología , con relativo éxito,además.

Entre los que releen y critican a Althusser en clave puramente filosófica sin tráfico intertextual y menos lacanista , se destaca Hebert Marcuse, el filósofo humanista Norteamericano , que insiste en desplegar la vieja polémica sobre el concepto de dialéctica en Hegel .

Más precisamente polemiza Marcuse con la crítica althusseriana del hegelianismo marxiano en general y el concepto dual en la contradicción hegeliana en particular que no admite sobredeterminación. "La contradicción en Hegel nunca está sobredeterminada" señala Althusser, Ausencia que es una gran joda puesto que en la sobredeterminación de las contradicciones en una sociedad de clases es que colamos el Peronismo sin dificultades y sostenido en el mismísimo corpus teórico del viejo Louis. No es poco che.

Asumiendo la permanencia de Althusser no solo por sus hallazgos teóricos, que los tuvo, sino en palabras de Jaques Derrida “ por la extraordinaria pasión que tuvo y que no le dejó ningún respiro. Ni le ahorró nada —con sus gestos teatrales, sus desiertos, sus grandes espacios de silencio, las retiradas vertiginosas. Aquellas impresionantes interrupciones interrumpidas a su vez por demostraciones, por reforzamientos, por poderosas erupciones de las que cada uno de sus libros conserva el recuerdo todavía humeante de haber transformado un paisaje alrededor de un volcán ” ahora leemos a Marcuse en "Artillería Inmanente"  

Me parece que todos estamos de acuerdo en que, en términos de los conceptos originales de la teoría marxiana o incluso en los ampliados, determinar el contenido del actual período histórico, y particularmente los desarrollos del capitalismo tardío, es algo que presenta diversas dificultades. 

Ciertamente podemos hacerlo, pero sólo bajo el riesgo de generar nuevas dificultades. Si la misma teoría puede ocuparse tanto del desarrollo  A como del no-A, tanto de la prosperidad como de la crisis, tanto de la revolución como del fracaso de la revolución, o tanto de la radicalización de la clase obrera como de su integración en el sistema actual, entonces, si bien esto podría indicar la validez de la teoría, también indica su indiferencia. 

Teniendo en cuenta este estado de cosas, la teoría marxiana ha recibido el reproche de tener un mecanismo interno que excluye cualquier refutación posible. Estas dificultades están relacionadas con el origen de la dialéctica marxiana en la hegeliana — una relación que discutiré de manera breve en el contexto indicado.

El período actual parece estar caracterizado por un callejón sin salida para la dialéctica de la negatividad. Lidiamos con nuevas formas de capitalismo tardío y así también con la tarea de desarrollar conceptos dialécticos revisados que sean adecuados a estas formas. Permítanme formularlo de una manera general: la principal dificultad parece concernir a la concepción dialéctica que nos indica que las fuerzas negativas se desarrollan al interior del sistema antagónico existente. 

Hoy en día, este desarrollo de la negatividad al interior del todo antagónico es apenas demostrable. Por eso, me gustaría comenzar con una discusión que respecta a lo negativo, y específicamente con la controversia en Francia surgida de los esfuerzos de Althusser para redefinir las conexiones entre la dialéctica hegeliana y la marxiana. A menudo se ha hecho hincapié sobre el carácter positivo-conformista de la dialéctica hegeliana. 

Yo me atrevo a decir que la negación en la dialéctica hegeliana supone un carácter ilusorio: a pesar de toda la negación y destrucción, siempre está siendo-en-sí-misma, que finalmente despliega y eleva a un estadio histórico superior mediante la negación. Así, observamos que en todas las transiciones revolucionarias de carácter radical y explosivo en la filosofía hegeliana y su declive, es siempre una sola esencia lo que se despliega: a saber, aquella cuyas posibilidades reprimidas son liberadas por la negación. Pienso que este carácter conformista no es una capitulación de Hegel ante las circunstancias externas; por el contrario, está localizada en su propio concepto de la dialéctica en en cual la positividad de la razón y el progreso eventualmente prevalecen.

Althusser sostiene que, al haber puesto Marx únicamente la dialéctica hegeliana sobre sus pies, él habría sustituido otro sistema de la razón opuesto al hegeliano incluso aunque haya transformado su base. Es decir, habría permanecido dentro de la filosofía en lugar de haberla trascendido. De acuerdo con Althusser, Marx rompió en realidad con la dialéctica hegeliana, desde el momento en que la desarrolla en términos de “desarrollo real” —una expresión de Engels— una nueva dialéctica independiente.

Ahora me gustaría presentar una alternativa a la tesis de Althusser: incluso la dialéctica materialista sigue estando bajo el hechizo de la positividad de la razón idealista, en la medida en que no destruye el concepto de progreso, según el cual el futuro es algo que está profundamente arraigado en el interior del presente; siempre y cuando la dialéctica marxiana no radicalice el concepto de transición a una nueva etapa histórica, es decir, lo contrario, el rompimiento con el pasado y el presente, la diferencia cualitativa en la tendencia al progreso se incorpora en la teoría. Lo que digo no es una afirmación abstracta. 

Por el contrario, es un problema muy concreto, pues tiene en cuenta la cuestión de si y en qué medida las sociedades industriales avanzadas en Occidente pueden como mínimo servir como modelos para la construcción de una nueva sociedad basada en el desarrollo tecnológico de las fuerzas productivas...

Mássa
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(1) Sobre la inoperancia práctica de la artillería conceptual del post marxismo por caso en clave Badiousiana, recuerdo una anécdota de los años 90 cuando el célebre pensador realizara un seminario en ATE sobre el interrogante "Se puede Pensar la Política?".  Tras el desarrollo de las reuniones y ya en plan de coloquial intercambio me encaminé  a Don Alain y pregunté:

Yo: Señor Badiou, cómo pone en juego Ud. este despliegue conceptual en la práctica política específica
Alain:  Ah si, si como no, buena pregunta. Por ejemplo yo hace treinta años que no voto en Francia.
Yo: Ah, correcto.

(Fin de la amable charla)

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