8/17/2013

acerca de la construcción del "peronismo no k" como categoría político-electoral activa

Julio Burdman en el artículo que publicamos, despliega el mayor esfuerzo conceptual conocido de buscar espacios de unificación opositora en base a datos sistematizados, para así darle encarnadura a un sujeto político - electoral que , frente a la fragmentación opositora realmente existente, pudiera competir eficazmente con la que aún con dificultades, emerge como notable mayoría nacional con similares niveles de voto que en el año 2009: el FPV. 

Da vida conceptual Burdman en este ensayo a la categoría "Peronismo no K" , una tradicional categoría de análisis frecuentada por analistas de centro derecha, hasta ahora sin efectos conceptuales y nunca seriamente fundamentada, que intenta ser remozada y consistida en este notable trabajo, con valores porcentuales a lo largo de la geografía nacional .

Hecho el exhaustivo inventario porcentual,  sobre las reales posibilidades del "Peronismo no k" de efectivamente concretarse como espacio político electoral unificado y activo, el autor solo brinda como condiciones de posiblidad el peso relativo del kirchnerismo en el universo pan peronista , que según Burdman  "luce menor que ayer" tras las PASO,  y una pista por ahora del orden estrictamente retórico o voluntarista:   "Se trata de un conjunto heterogéneo, pero cuyos vasos comunicantes están en pleno desarrollo". 

En una muy interesante reflexión sistemática soportada con datos , la mejor provista por los analistas de centro derecha vernácula  -tan afectos a la saraza ideológica - sobre el resultado de las PASO y cuyo núcleo conceptual no compartimos, señala Burdman en Analytica:

1. En general, no fue una buena elección para los oficialismos, lo que sugiere que hay insatisfacción económica de los votantes que se reflejó en el comportamiento electoral. La fuerza relativa de los oficialismos es una de las características de los ciclos político-económicos positivos. 

Estas elecciones, que deben leerse en clave nacional pero también local, mostraron derrotas y desempeños débiles para oficialismos de diversa índole: desde el FV bonaerense y otras provincias de fuerte voto peronista, pasando por el PRO porteño y el MPN neuquino (en el que la rama del gobernador perdió la interna). Los oficialismos perdieron en el 42% de los distritos. 



2. Aunque el kirchnerismo fue la fuerza más votada a nivel nacional, sus resultados estuvieron por debajo de su potencial y se abre una competencia con la segunda fuerza más votada, que emerge como la principal ganadora de la elección: el peronismo no K. El kirchnerismo y sus aliados lograron el 30% de los votos a nivel nacional en la elección de diputados nacionales, si sumamos lo obtenido por el Frente para la Victoria (26,3%), el Frente Cívico santiagueño (1,4%), los justicialismos pampeano y salteño (1%) y el Partido de la Victoria (0,3%). Queda con un caudal similar al de las elecciones legislativas de 2009, que fueron un shock para el gobierno en un marco de crisis económica. Pero en 2013 hay dos grandes diferencias. La primera, es que se obtienen resultados por debajo de su potencial, ya que los niveles de aprobación e imagen positiva del kirchnerismo están por encima de sus votos obtenidos. Esto sugiere un déficit en la estrategia electoral. 

La segunda, es que no hay reelección por delante, hay negociaciones de sucesión, y una merma de poder electoral ahora sí puede verse traducida en menos influencia para transitar lo que viene. Hoy, el peso relativo del kirchnerismo dentro del amplio espacio pan-peronista luce menor que ayer. El Peronismo no kirchnerista, con el 25,4% de los votos, resultó ser la segunda fuerza más votada. Es lo que surge de la suma de los votos obtenidos por el Frente Renovador bonaerense (13,5%), Unión por la Libertad y el Trabajo (4,1%), Unión por Córdoba (2,5%), Compromiso Federal (2,2%), FE (0,6%), Acción Chubutense (0,6%), Unidos por Misiones (0,6%) y Popular Salteño (0,5%), además de otras expresiones del justicialismo opositor en Jujuy, Catamarca, La Rioja y Santa Cruz que suman, entre las cuatro, el 0,7% nacional. Se trata de un conjunto heterogéneo, pero cuyos vasos comunicantes están en pleno desarrollo. 

El volumen que adquiere el conjunto a nivel nacional, el ascenso específico de Massa en la provincia y la distensión del conflicto entre kirchneristas y no kirchneristas sugiere que, aunque el espacio pan-peronista no vaya a unificarse, su capacidad de generar liderazgos se mantiene intacta. 



3. Hacer internas es redituable. El Radical-Progresismo emerge como la tercera fuerza más votada, gracias a unas flexible política de alianzas provinciales, y donde no hizo internas no le fue tan bien. El espacio radical-progresista se ha transformado en el más heterogéneo de los tres bloques políticos que surgen del mapa de las PASO. Carece de liderazgos nacionales, y es entendible ya que la UCR compitió, como tal, solo en 5 de las 24 provincias: en el resto, lo hizo a través de alianzas de base local con los socialistas, el GEN, la Coalición Cívica y/o fuerzas provinciales. La suma de todas estas expresiones arroja un 24,1% a nivel nacional.


Sorprendieron, por esa razón, las duras declaraciones anti-PASO de Margarita Stolbizer el día de la votación, criticando la reforma y aclarando que su partido nunca la apoyó. El frentismo radical-progresista es el espacio que mejor uso está realizando de esta nueva herramienta electoral, que está funcionando bien y puede cambiar la estructura del sistema de partidos. Tuvo competencia interna en 15 (62,5%) de los 24 distritos, mientras que el Frente para la Victoria solo la tuvo en 8 (33%), y el peronismo no K, que participó en 18 de las 24 provincias, en 7 (38,9%). Tal vez, si hubiera tenido competencia interna, al Frente Progresista Cívico y Social bonaerense le hubiera ido mejor. 



4. Massa protagonizó una revolución electoral bonaerense. De acuerdo al escrutinio provisorio, el Frente Renovador obtuvo el 35,1%, contra el 29,7% de los votos de la lista del Frente para la Victoria encabezada por Martín Insaurralde. Pero en la Primera Sección electoral, la lista del FR hace la diferencia: allí logra el 44,9% de los votos, contra el 25,3% del FpV. Casi 20 puntos de diferencia, contra 5 del agregado provincial. La Primera Sección, devenida en bastión massista, representa el 34,7% del electorado provincial y comprende las zonas norte y oeste del Conurbano, hasta Campana y Suipacha respectivamente. En algunos partidos de la Primera Sección, el Frente Renovador hizo excelentes elecciones: en Escobar obtuvo 49,9%, en Pilar 48,1%, en San Martín 46,2%, en San Isidro 52,9%, en Malvinas Argentinas 57,9%, en San Fernando 58,0% y en Tigre 63,9%. 

La pequeña revolución electoral de Massa fue haber construido, en esta Primera Sección, un nuevo electorado subprovincial de clase media, capaz de ser la base de un triunfo electoral. Rompiendo así con la teoría de que la única forma de vencer en el principal distrito del país es respaldándose en la Tercera Sección.


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