12/30/2012

una mirada sobre las perspectivas 2013



 La desaceleración económica de 2012 tiene en el comportamiento de la inversión un componente clave. Para observar la evolución de este inicador central en el crecimiento económico, observamos la visión de  Analytica:


En el último Analytico (ver “2013: Afinando la mira”, Analytico #197) decíamos que el formato de la economía 2013 estará determinado por la elección de octubre, en la que el gobierno juega gran parte de su capital político y la chance de mantenerse en el poder, bajo algún esquema (con más o menos injerencia K), hasta 2019. 

Así las cosas, el gobierno mantendrá la lógica de expansión de la demanda, donde el consumo, y en menor medida el gasto público, serán los principales drivers de la actividad económica. Bajo ciertas condiciones, la recuperación dejaría al segundo trimestre con un crecimiento superior a 5% (la base de comparación del IItrim 2012 es la peor del año que se va), y un promedio de +4% en el año.

Aparecen, sin embargo, dos limitantes centrales. La doble I: inflación e inversión. Nuestra previsión es que los aumentos de precios seguirán siendo significativos en 2013, porque los factores que los impulsan (expectativas, inercia, cuellos de botella sectoriales, baja inversión y financiamiento fiscal con emisión) estarán presentes.

La hipótesis es que la inflación a los niveles actuales ya llegó al máximo tolerable, y que el gobierno lo sabe (aunque no lo admita). La corrección fiscal entre julio y octubre –el gasto primario creció 23% interanual- es una señal de moderación. Probablemente, el cierre del año deje una variación mayor en las erogaciones (diciembre es un mes complicado para las cuentas públicas), pero estimamos que no hubo desborde fiscal en la media del año. La apuesta al pacto social, administrando las subas salariales, también apunta a esa dirección.

Una tasa de inflación de 30% en 2013, como algunos pronostican, desorganizaría el manejo macroeconómico y debilitaría la capacidad de una tenue recuperación. Los impactos serían diversos:

- El tipo de cambio profundizaría su atraso, moderado en 2012 por el giro positivo en la política cambiaria del Banco Central. Claramente esto afectaría aún más la rentabilidad exportadora de los sectores ligados a las economías regionales y de las pymes. No debe perderse de vista que el real brasileño probablemente siga devaluándose.
 
- Complicaría las negociaciones salariales, ya complejas por la fragmentación sindical y limitaría la efectividad de una esperada suba en el mínimo no imponible de ganancias para los trabajadores formales en 2013.
 
- Afectaría la tibia política tarifaria, licuando los aumentos en transporte, gas y electricidad.
 
- Generaría menos incentivos a invertir y a contratar mano de obra, al reducirse la rentabilidad esperada en todos los sectores.

Por estas razones, creemos que el gobierno administrará medidas que no aceleren la inflación más allá de 25% en 2013.

La segunda limitante para el crecimiento está en la inversión. Este año la caída fue equivalente a 3 puntos del producto, pasando de 24% a 21%. El derrumbe de la construcción (la privada, por la pesificación compulsiva, y la estatal, por el menor ritmo de la obra pública) y las trabas a las importaciones que afectaron la actividad industrial explican la caída. Habrá una moderada recuperación el próximo año, dependiendo de que se estabilice el ritmo de crecimiento, no se acelere la inflación y el Banco Central mantenga su política devaluatoria del peso. La apuesta a pesificar, a la que está ligado el proceso inversor, es clave.

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