11/04/2012

una aproximación a la crisis de la opo: "se nos fueron todos" o "se siente, se siente, lanata presidente"





La crisis de la oposición política argentina se profundiza día a día y con la aparición de nuevos liderazgos divide aún más el voto opositor. Macri, De la Sota, cazan en el mismo zoologico anti K que Binner, Alfonsín, Duhalde, Carrió , Altamira , el Chppi Castillo, dando forma a la modalidad de representación electoral del efecto de Audiencias redundantes,  ya analizado en Ramble oportuna y reiteradamente.

Hay sin embargo novedades que permiten observar más de cerca la carencia de la opo. En efecto, con la irrupción de Jorge Lanata como nuevo soporte editorial del grupo Clarín, su figura emerge como referente central de aquellos ciudadanos que en octubre de 2011 ya adversaron al gobierno y no encuentran representación política que los exprese. 

La opo pareciera advertir en sus marchas reiteradas que  "se nos fueron todos" y ahí surge el periodista que con sus 22 puntos de rating ocupa un lugar imposible : la representación imaginaria desde los medios que adversan al oficialismo,  aquello que debe ser territorio de la representación real, política, partidaria y opositora.

El General Perón ya advirtió el gap existente entre representación política y de medios cuando señalara "con los medios a favor perdí, con los medios en contra, gané" y el pasado 30 de octubre de 2011 corroboró  lo dicho por Perón: Cristina arrasó con los medios mayoritarios, en abierta oposición militante. Sucede que la clave en la validación de cualquier oficialsimo es la gestión de gobierno.

Sobre la crisis de la opo entonces , recibimos este análisis de su dinámica , realizado por el Diputado Nacional (MC)  Eduardo Di Cola :

En muestra de vivacidad democrática, para el próximo 8 de noviembre (8N) una parte de la sociedad no contenida en las políticas del gobierno está organizando una movilización.

Seguramente expresarán su desacuerdo. Ejercerán el legítimo derecho de reclamar cambios en la política. El mismo derecho que nos asiste a quienes no siendo opositores exigimos que no se cambie. Frente a este conflicto de opiniones e intereses la democracia ofrece la mejor herramienta: el sufragio.

De allí la trascendente tarea que la oposición debe desarrollar para constituirse en alternativa de poder.

No caben dudas de la importancia de la oposición en su tarea de control, pero si tomamos la alternancia como una de las bases del sistema republicano, indudablemente que el principal rol que debe asumir es la de tener la capacidad para posicionarse ante la sociedad como una opción superadora.

Podría desertar en su rol fiscalizador y el control continuaría ejerciéndolo la justicia, la prensa, las organizaciones no gubernamentales, las corporaciones, los movimientos sociales etc. Pero la alternancia desde la política la construye la oposición o no hay quien lo haga.

“Debemos ser un país normal”, dicen los opositores cada vez que dirigen sus críticas al oficialismo.

Debemos ser un país normal repiten una y otra vez cuando desde la suficiencia, con rigor implacable critican y aconsejan desde un lugar que todavía no saben ni tienen voluntad en ocupar.

Más allá de las opiniones que tengamos sobre las políticas de gobierno, nadie puede negar que el oficialismo hace lo que le compete como tal. Garantiza gobernabilidad y conducción detrás de un modelo plebiscitado democráticamente.

Un oficialismo que desde hace una década representa (diría sobre-representa) a la mayoría expresada en la urnas.

Siguiendo la lógica de la oposición, si efectuamos un análisis con la mirada puesta en el gobierno, sin temor a equivocarnos podemos afirmar que estamos en un país normal.

Si hay algo “no normal” en el sistema política argentino es precisamente lo que los dirigentes opositores hacen.

O mejor: “lo que no hacen”

Hablan desde un lugar que todavía estamos esperando que lo ocupen.

Es la oposición quien deja a la democracia sin los contrapesos que el propio sistema requiere. Nos deja sin posibilidades de alternancia. Reclaman república y no hacen lo fundamental para fortalecerla.

Es lógico que una porción de la sociedad tenga una visión diferente a la que interpreta el oficialismo. Lo anormal es que esa porción de la sociedad esté carente de representación.

Quienes se expresen el 8N deben entender que junto al derecho de peticionar en un sentido, existimos otros a quienes nos asiste el mismo derecho de peticionar en un sentido diferente.

Es comprensible la frustración de los que no compartiendo el criterio del gobierno, tienen una visión distinta de país. Pero es menester entender que su principal motivo de preocupación debe estar dirigida hacia aquellos que diciendo que los representan en realidad no lo hacen

Debo ser claro para no aparecer intolerante, la crítica no es a lo que la oposición dice. La crítica es a lo que la oposición no hace.

Es penoso ver a dirigentes que hablan de debilidad institucional, cuando son ellos mismos los que debilitan a las instituciones.

Siguen recorriendo el mismo camino. No les interesa cambiar. El tema es seguir siendo diputado o senador.

Se dividen para luego previo a las elecciones plantear un gran acuerdo de cara a la sociedad e intentar mostrarse como instancia superadora reclamando diálogo y tolerancia. Algo que los caracteriza por no tener.

La unidad que proponen es la de ver como se reparten los primeros lugares en las listas. Después será lo mismo. No se toleran ni para hacer campaña juntos. La experiencia es demasiado rica en esta dirección.

Si no es así que expliquen como de un total de 257 Diputados Nacionales el 45% está expresado en un solo bloque, el del oficialismo; en tanto el restante 55% de diputados está dividido en 30 bloques.

La democracia y la república para ellos es seguir siendo legisladores.

Por cual partido, de qué forma, en qué encuadre ideológico, con qué proyecto, con cuales aliados, No importa.

Juegan a la política, no hacen política.

Lo trascendente es aparecer en TV hablando mucho y diciendo poco.

Es difícil desentrañarle lo que como proyecto en esencia piensan, con el agravante que en el supuesto que accedieran al gobierno no están en condiciones de llevarlo adelante, porque no tienen voluntad ni capacidad de generar estructuras con liderazgo, con sistemas y mecanismos de decisión, organizadas y extendidas a lo largo del país, con presencia en todos y cada una de las localidades de nuestro territorio.

Ciudadanos del 8N, en el marco de los bien intencionados podemos afirmar ciertamente que el problema no son Uds. ni el gobierno.

Uds. en ejercicio de su libertad se manifiestan por lo que creen que es lo mejor.

El gobierno dentro de sus responsabilidades ejerce con legitimidad de origen y de gestión el mandato conferido democráticamente.

El problema son los que debiendo cumplir con el rol que le confirieron los votos y la constitución no lo hacen.

Lo dejan a Ud. sin representación y al sistema sin alternancia.

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